Y si te olvidas de mi nombre al menos llevame en tu corazón

Espero que aunque algún día llegues a olvidar mi nombre lo lleves en tu corazón, pues no te faltará cuidado por mi parte. Espero que aunque no recuerdes quien soy pueda estar junto a ti por siempre y muchos años. Cando no recuerdes el amanecer o el susurro del mar yo estaré dispuesta a recordártelo, porque el cariño que me has dado durante todo este tiempo no tiene precio. Solo tu has sabido llevar con orgullo todo lo malo que te ha hechado la vida y todavía poder mirar alto hacia el cielo.
Espero que nunca llegues a olvidarme, espero que nunca llegues a olvidarnos porque siempre te llevaremos en el corazón. Y mientras tanto disfruta cada minuto que dios te dé de recuerdos.
Un beso muy grande.

Al fin comprendí

Hoy he comprendido algo que hasta entonces era desconocido para mi. Hoy he comprendido el dolor de la muerte. Os parecerá algo raro,¿como una hermitaño no puede haber comprendido este tipo de cosas habiendo visto tanto mundo? Pues he decir que eso es devido a los orígenes de mi humilde persona. Apesar de ser hermitaña no es propio de mi raza que la gente a la que quieras se vaya así sin más.
El otro día despues de andar largo por caminos harto sinuosos llegué a un pueblecillo y allí, en la taberna del pueblo conocí a otro de mi calaña. No era elfo, pero era hermitaño como yo y había recorrido muchos caminos llenos de aventuras. Nos hicimos amigos y me quedé allí un par de semanas, pero el fatídico destino quiso que tras contar en público una historia que descalificaba al noble del lugar, este mandara cortarle la cabeza en medio de la plaza. Fue cuendo comprendí que hay que vivir cada día como si no fuera a haber otro más pues no sabes cuando vas a terminar de respirar. Aún le lloro a escondidas.

Un dolor que le era familiar

Es un trozo del proólogo del libro "El clán del granizo negro" de la trilogía de la espada oscura. Se lo dedico a mi queridísimo amigo Fenix que tan buenos ratos nos hizo pasar con su trozo de la novela de Endimión.
Espero que lo disfrutéis^^:

Le aplicaron sanguijuelas en círculos de seis. Tenía el cuerpo cubierto por una costra de sudor, polvo de roca y suciedad, y el primer hombre le limpió la piel con sebo de ciervo y una cuña de madera de cedro, en tanto el segundo trabajaba a su sombra con pinzas de metal, un cubo de pino tea y gruesos guantes de piel de ante.

El hombre que ya no sabía su nombre forcejeó con las ataduras, poniéndolas a prueba, pero las gruesas vueltas de cuerda se le clavaron en el cuello, los antebrazos, las muñecas, los muslos y los tobillos. Podía estremecerse, respirar y parpadear. Nada más.

Apenas notaba las sanguijuelas. Una se instaló en los pliegues situados entre el muslo interior y la ingle, y el prisionero se quedó rígido un instante. Tenaza sacó una pizca de polvo blanco de una bolsa pequeña que colgaba de su cuello y la esparció sobre la sanguijuela. Era sal, y el animal se soltó; a continuación, le colocaron una nueva sanguijuela, pero en una zona más alta esta vez, para que no pudiera sujetarse a carne que no fuera la apropiada.

Hecho esto, Tenaza se sacó los guantes y pronunció una palabra dirigida a Cómplice, en el otro extremo de la celda. Al cabo de un instante, éste regresó con una bandeja y una lámpara de esteatita. Una única llama roja ardía en el interior de la lámpara, calentando el contenido del crisol situado encima. Al ver la llama, el hombre sin nombre se encogió con tanta violencia que la cuerda que sujetaba sus muñecas le desgarró la carne. Llamas era todo lo que veía entonces. Recuerdos de llamas. Odiaba las llamas y las temía; sin embargo, las necesitaba, también. La familiaridad engendraba desprecio, decían; pero el hombre sin nombre sabía que aquello sólo era una parte de la verdad: la familiaridad también engendraba dependencia.

Con el pensamiento absorto en el baile de llamas, no vio cómo Tenaza amasaba una bolita de estopa en su puño, consciente tan sólo de las manos de Cómplice: primero, sobre su mandíbula; después, colocando su cabeza de nuevo en posición; luego, apartando sus cabellos a un lado y, finalmente, presionando con fuerza su cráneo contra el banco. El hombre sin nombre sintió cómo le introducían la bola de cuerda deshilachada y cera de abeja en el oído izquierdo; era como si calafatearan un barco, como si apuntalaran un casco que ha padecido los embates de una tormenta. Introdujeron otra bola en su oído derecho y luego Cómplice mantuvo sus mandíbulas abiertas de par en par mientras Tenaza le introducía una tercera bola en la parte superior de la garganta. El deseo de vomitar fue repentino e irresistible, pero Tenaza colocó una mano enorme sobre el pecho del hombre sin nombre y otra sobre su vientre, y apretó con fuerza los músculos que se contraían, obligándolos a permanecer planos. Al cabo de un minuto, el impulso había cesado.

Con todo, Cómplice siguió sujetándole la mandíbula mientras su compañero prestaba atención a la bandeja; las manos proyectaban sombras de garras sobre la pared de la celda en tanto trabajaba. Transcurridos unos segundos, el hombre se dio la vuelta con un filamento de tendón animal tensado entre los pulgares. Al verlo, Cómplice movió la mano para abrir aún más las mandíbulas del hombre sin nombre, echando hacia atrás tejido labial junto con hueso, y el cautivo sintió unos gruesos dedos en su boca. Notó sabor a orina, sal y agua de sanguijuelas. Presionaron su lengua contra la base de la boca, y a continuación le pasaron el tendón en zigzag por los dientes inferiores, sujetando la lengua para que no se moviera.

El miedo cobró vida en el pecho del hombre sin nombre, pues tal vez las llamas no eran lo único que podía hacerle daño.
- Ya está listo – Anunció Tenaza, retrocediendo.
- ¿Y que hay de la cera? – Musitó una tercera voz desde las sombras de la puerta; se trataba de El que Daba las Órdenes -. Se supone que debéis sellarle los ojos.
- La cera está demasiado caliente. Podría cegarlo si la usamos ahora.
- Usadla.

La llama de esteatita vaciló cuando Cómplice se llevó el crisol, y el hombre sin nombre olió el humo que despedían las impurezas de la cera. Se sobresaltó al sentir la quemadura. Después de todo lo que había padecido, de todo el sufrimiento que había soportado, imaginaba que podría sobrevivir al dolor; pero se equivocaba. Y a medida que transcurrían las horas y Tenaza le iba rompiendo los huesos de un modo metódico con una maza acolchada con plumón de ganso ----Cómplice se aseguraba luego de que los extremos astillados quedaban separados-----, y a continuación manipulaba sus órganos internos con agujas tan largas y finas que podían perforar zonas específicas de los pulmones y el corazón al mismo tiempo que dejaban intacto el tejido circundante, empezó a darse cuenta de que el dolor ---y la capacidad de sentirlo--- era el último sentido que desaparecía.

Cuando El que Daba las Órdenes se aproximó y empezó a murmurar palabras vinculantes más antiguas que la ciudad en la que se encontraban entonces, al hombre sin nombre ya no le importaba nada. Su mente había regresado a las llamas. Allí, al menos, existía un dolor que conocía.

La muerte de un Héroe

Allí solo en la cuadra hay un corcel que espera a su jinete. Allí estaba a la espera para volver a galopar por los campos de Burgos junto al que tanto cariño le prestaba.


Con ansia le espera pero sabe que ya nunca llegará, pues el alma del CID campeador subió hoy al cielo. Subió en medio de actos de valia, luchando contra los infieles en las tierras de su señor. Y tan ferozmente las defendía que aún despues de muerto terror en sus corazones les infundía.


Allí solo en la cuadra espera Babieca a su jinete para volver a galopar por su tierra santa, levantó las orejas y escuchó que entre sollozos alguien se acercaba. Era Alvar Fáñez de Minaya, se acercó al caballo y al oido le susurró.


- Alguien ha de tirar de la caroza, alguien ha de llevarle en el que ya seguro será su último viaje.¿y quien mejor que el corcel que más fiel le fue en vida?
Enchido de orgullo relinchó fuertemente y agachó la cabeza y se dejó llevar.

Ya las campanas doblaban, ya los arreos le ajustaban, ya junto a Ruiz Díaz de Vivar otra vez estaba.


Allí estaba tirando de la carroza en la plaza, allí sobre Babieca otra vez el campeador cabalgaba.

Cosas que hacen que la vida valga la pena

Paraos a pensar despues de cada frase y sentid:

-- Una taza de chocolate (o café) caliente entre las manos a la vera de una ventana mientras fuera hay tormenta.

--Descubrirte tarareando la sintonía de alguna serie de esas que veíamos cuando éramos pequeños y sonreir.

--Encontrar por casualidad aguna vieja canción que deseabas y que habías dejado de buscar por imposible.

--Que alguien juguetee con tu pelo mientras te tiene en su regazo.

--Llegar al final de un libro y querer volverlo a leer porque hechas de menos a sus protagonistas

--Salir a la terraza por la noche y respirar el olor a tierra mojada que deja la lluvia.

--Un abrazo.

--Pasear por la noche.

--Un relámpago y despues...el trueno...una tormenta eléctrica...

--Que te susurren al oido un "te quiero"

--Consejos y palabras de ánimo cuando pasas por dificultades.

Esta es una pequeña muestra de las muchas cosas que me hacen sentir viva y que hagan que la vida valga. A esta lista añadir la gente que me conoce y a pesar de ello me soporta, a las personas que me quieren, a las que quiero y a las que creen en mi.

Os hago una pequeña preguntita,contadme alguna cosa que añadir a la lista. Que con seguridad es todavía muy escasa.

Crónica deportiva de la batalla de los campos de Pelennor

Preparaos para vivir emociones fuertes y a reír ^^
(Fútbol: Ponedle la voz de vuestro comentarista favorito)

Si señores, ha llegado el momento que todos estabais esperando. Por fin el partido que todos esperábamos, no es la copa del folde oeste, tampoco es la hoja de reyes de Gondor. Es la copa de Pelennor. Y dispuestos a saltar al terreno de juego están ellos, los inmejorables, son los rohirrrrrrrin de rohaaaaaan. Esta se augura como una final prometedora y parece que su capitán, Theoden, les está dando unas últimas palabras de aliento.<>
Por otra parte parece ser que los Orcos de Isengard, no se esperaban una alineación tan perfecta. Estupefactos intentan reorganizar la alineación, pues parece que Rohan tiene como titulares a sus mejores jugadores. Y por fin empieza el gran partido de la edad de los hombres, Rohirim – Orcos ¿Quién ganará?
Y vemos como nada más saltar al campo los Rohirim empiezan a avanzar hacia la portería de los Orcos y goooooooooooooooooooooooooooooooooool, parece ser que nada puede pararlos(...) Buen partido, si señor, la pena es que otra vez los Haradrim del Ultra-sur han vuelto a hacer de las suyas y el partido a quedado anulado. Tendremos que esperar a la próxima era para ver un partido igual.

(Rally: Todos tenemos la misma voz relatando este tipo de deporte ¿Verdad?)


Que gran carrera, que gran carrera. Esto parece estar más que emocionante así que sin más dilaciones compañeros a ver si podemos escuchar el audio de dentro de la bala conducida por Meriadoc Brandigamo, cuyo copiloto es la mismísima Eowyn. A ver si podemos conectar con Eowyn...si, parece que ya está lista la conexión:
- Pata de Múmakil a la derecha, giro completo a la izquierda ras. Cuidado Orcos al frente giro a la izquierda vuelta. Agacha la cabeza, caballo volando a ras. Coge otra espada y ataca al Múmakil directo. Si señor Merry lo estas haciendo muy bien. Cuidado con los cuernos, giro a la derecha rasante y al frente. Corta las patas ahora...si señor le hemos derribado. Apunta a la cabeza ras. ¡NO, por dios! Parada en seco y... ¡¡trata de arrancarlo Merry, por dios, TRATA DE ARRANCARLO.!!

(Ballet: Seguro que habéis escuchado alguna vez a la comentarista de gimnasia rítmica de las olimpiadas ¿A que si?. Perdonadme, pero no se me su nombre)


Bien, ahora pasemos al siguiente concursante. Se llama Légolas y viene desde las regiones de los bosques. Es el favorito del público ya que lleva haciendo una ejecución perfecta en todos sus ejercicios, veamos que ha preparado esta vez:
Vemos como con un Adagio* se sitúa en una cinquième* delante del Múmakil. Ayudado por una perfecta ejecución del Changement* salta al cuerno del animal para después ir subiendo muy artísticamente por las flechas expuestas maravillosamente a modo de escalera, logra situarse en la grupa del Mumakil clavando el salto. Una vez llegados a este punto realiza un Enchainement* disparando las flechas una y otra vez hasta acabar con todos sus rivales. Una vez realizado este ejercicio y tras haber clavado un semi-plié cortando la cincha de la montura* se desliza hasta el suelo a través de la trompa del Múmakil. Si señores, incluso el mismo se ha dado cuenta, acaba de realizar un ejercicio de diez. Ha sido perfecto.

Y hasta aquí llegan las crónicas deportivas de los campos de Pelennor, si fuera creyente esto habría ido en forma de podcast ;) Hasta pronto amigos.


*Adagio: Movimiento lento
Cinquième: 5ª posición en ballet
Enchainement: Series de pasos ligados para hacer una secuencia de baile.

Un parentesis en el camino

Siento decepcionaros mis lectores pero este veranito toca currar en el estudio, pero os prometo que en cuanto pueda(por lo menos dentro de un mes) volveré con más aventuras emocionantes de esas que se que os gustan.

permitid que una hermitaña como yo se tome un pequeño descanso en el camino para reponer fuerzas.

Que la fuerza de eru os guarde a todos.